Comunicado leído al finalizar la manifestación.
SIN ANTIRRACISMO NO HAY FUTURO
Estamos con vosotras, Valencia antirracista
Estamos aquí las personas migradas, racializadas, las, los y les hijes que vinimos pequeñas, quienes nacimos aquí y también construimos con nuestro trabajo, comunidad, pensar y sentir este territorio. Hemos aprendido de la realidad y las luchas de nuestras hermanas trabajadoras de la fresa, de los y las jornaleras de los huertos e invernaderos de Huelva y Almería, de las porteadoras de Ceuta y Melilla; caminamos con rutas trazadas por las trabajadoras del hogar y los cuidados, las internas que no pueden salir, las camareras de piso, los compañeros de la venta ambulante, los y las trabajadoras de la hostelería, las trabajadoras sexuales, les hermanes trans y las disidencias sexuales. Gritamos por las personas expulsadas en vuelos de deportación, por quienes se dejaron la vida intentando cruzar el mar para llegar a esta falsa promesa que es Europa, por las personas presas en los CIEs.
Hoy también estamos aquí por nuestras comunidades racializadas en Valencia, aprendiendo de ellas en la respuesta solidaria e inmediata que han activado tras el desastre climático ocurrido. Se movilizan porque son parte de la comunidad: son sus vecinas, sus compañeras de trabajo, su familia, son sus barrios y sus casas, son parte de ese mapa. Son la clase trabajadora que sostiene este país, quienes con barreras idiomáticas y desde la precariedad construyen presente y futuro comunitario. Es desde ahí, desde donde ponen en práctica saberes ancestrales como organizar ollas comunitarias, sumar manos y fuerzas para la reconstrucción colectiva de la vida cotidiana, tejer redes de acompañamiento y cuidar emocionalmente porque también es su dolor.
Tenemos voz propia, estamos autoorganizadas, la fuerza de nuestra palabra mira y nace en la lucha histórica de los pueblos del Sur, alzamos la solidaridad como bandera. Hoy más que nunca el antirracismo está con Valencia, con todas las personas afectadas por el desastre, resultado de la emergencia climática que ya se vive de manera descarnada en el Sur Global, y cuyos efectos se agravan con la falta de responsabilidad política, mientras la ultraderecha se aprovecha de la situación y difunde discursos negacionistas y de odio racista.
Ante este panorama respondemos con antirracismo organizado, porque la justicia social y climática también es justicia racial.
Frente a los bulos de la ultraderecha, solidaridad antirracista. Valencia estamos con vosotres.
Este 9 de noviembre de 2024 estamos aquí porque el racismo estructural nos violenta todos los días, afectando nuestras vidas y cuerpos. Estamos aquí porque nuestra memoria antirracista recuerda el asesinato de Lucrecia Pérez, que no fue un asesinato xenófobo, sino resultado del racismo: un sistema de poder que da forma a las instituciones y las relaciones sociales, políticas y económicas en este territorio. El racismo estructural se mantiene desde los hechos coloniales históricos y se reproduce hasta hoy en las relaciones micro y macro del sistema-mundo. Aquí estamos, porque ustedes estuvieron y permanecen allí.
El capitalismo como lo conocemos no sería posible sin la historia colonial, origen del racismo estructural y del imperialismo. En este momento de crisis del sistema, surge con profunda intensidad la necesidad de reforzar y justificar las relaciones de poder basadas en criterios raciales, validando discursos racistas para deshumanizar cuerpos negros, marrones, gitanos, moros, y otros cuerpos no blancos, extender de nuevo el expolio de capitales y justificar explotaciones sin medida de seres humanos y de la Madre Tierra.
Esta crisis se manifiesta también en el debilitamiento de políticas públicas preventivas frente a desastres naturales. Y tiene origen en el diseño de una planificación urbana contra la sostenibilidad ambiental, diseñada para responder a la voracidad del mercado inmobiliario y el proyecto de ciudad neoliberal donde nosotres no tenemos cabida. Mientras los políticos buscan echarse culpas unos a otros, nosotres sabemos que la responsabilidad colectiva de esta desgracia es de un sistema al que no le importa la Madre Tierra, la clase trabajadora en su conjunto y mucho menos las personas racializadas. Un sistema que crea zonas de sacrificio en nuestros territorios devastados por los incendios e inundaciones y la impunidad en espacios de frontera como el Mediterráneo.
Lo que está sucediendo en Valencia y Catalunya es parte de los impactos de la injusticia climática, que a su vez es racial. Esta injusticia viene afectando a los territorios del sur desde hace siglos, los pueblos originarios y nuestras hermanas defensoras de la tierra y el territorio llevan décadas alertándonos de ello y también, con su sabiduría, generando conocimiento y herramientas comunitarias para poner la vida en el centro.
En Valencia la ultraderecha ha dejado ver las consecuencias más tangibles de su necropolítica; nosotras sabemos que los movimientos y partidos de ultraderecha son consecuencia y una herramienta de este sistema racial. La nota diferencial que aportan es que refuerzan la esencia supremacista del mismo, azuzando la violencia colonial, racial, de género y sexualidad. Una deshumanización que redunda en la destrucción de avances y consensos sociales e impone una política represiva a toda la sociedad en su conjunto. Por eso, decimos que luchar contra el racismo sistémico es la mejor forma de confrontar a la ultraderecha. Porque ‘Sin antirracismo no hay futuro’.
EXIGIMOS:
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Ser parte de las decisiones del Estado que afectan nuestras vidas. Construir un país basado en una mirada y políticas públicas antirracistas, que repare la privación de derechos que vivimos.
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Procesos de reconstrucción de memoria que conlleven una mirada crítica y decolonial de la historia de este territorio que habitamos.
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Que se garantice por ley el derecho al empadronamiento sin ningún tipo de traba que impida a la población migrante acceder a otros derechos básicos, incluyendo a las personas migrantes en situación administrativa irregular.
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Exigimos un sistema eficaz de citas para la tramitación de los papeles tanto en extranjería como para las personas solicitantes de asilo y protección de asilo internacional.
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Una educación que no romantice el pasado esclavista y colonial de España, que garantice un reconocimiento de la diversidad de pueblos que habitaron y habitan el territorio;
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Poner fin al racismo del sistema educativo y a la segregación escolar basada en criterios de raza y clase;
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Una atención sanitaria que sea realmente universal e integral, que no deje fuera a las personas migrantes y que no maltrate a las personas racializadas.
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Que se ponga fin al rentismo y a todas las trabas racistas como la discriminación en el acceso y las cláusulas abusivas que impiden el derecho a una vivienda digna, nos expulsan a los márgenes y nos segregan racialmente.
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El fin de la brutalidad y la violencia policial racista, y con ello el fin de las redadas y controles raciales que inician la misma, presentes en todo el territorio y practicados a diario por todas las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.
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El fin de las quitas de custodia por la violencia y el daño irreparable que estas prácticas generan en las familias migrantes y racializadas, a las que se aplica criterios clasistas y racistas.
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Exigimos, la visibilización de todas las violencias que sufre la diáspora china entre ellas: Las prácticas discriminatorias de los bancos, los cierres de cuentas y las trabas burocráticas que impiden el acceso a una cuenta bancaria. Las sanciones injustificadas a los pequeños propietarios de negocios como alimentaciones y la violencia policial. Denunciamos en general la carencia de servicios de traducción en ámbitos educativos, sanitarios y servicios sociales que eviten las barreras idiomáticas de las personas migrantes y racializadas que también sostenemos este país.
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Una legislación y políticas migratorias basadas en derechos:
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Vías de regularización accesibles y factibles. Que, de una vez por todas, el Congreso de los Diputados apruebe la Propuesta de Ley de Regularización (apoyada por más de 700 mil personas) para regularizar sin condiciones a todas las personas migrantes en situación irregular.
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Vías legales y seguras para que las personas migrantes y refugiadas puedan emprender su proyecto migratorio sin poner en riesgo sus vidas.
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Fin de la criminalización y expulsión de personas migrantes del territorio español;
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Eliminación de cualquier centro de privación de libertad de personas migrantes como los Centros de Internamiento de Extranjeros tanto dentro del territorio como fuera.
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Fin de los acuerdos que mantiene el Estado español con países terceros para que estos impidan por todos los medios posibles el tránsito de personas migrantes hacia Europa;
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Fin de la colaboración con una agencia como FRONTEX, que contribuye directamente a la necropolítica migratoria de la UE.
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Fin de la criminalización de la infancia migrante y las prácticas que ponen en duda su edad, que se garantice su acogida dignamente y su regularización;
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Fin de una política migratoria (neo)colonial sostenida en la explotación de recursos humanos y materiales del Sur Global, mientras se impone la prohibición de circulación y movimiento, la represión y muerte de personas que se desplazan al norte global a causa del expolio y saqueo de sus formas de vida.
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En definitiva, la abolición del régimen fronterizo, para que las personas del Sur Global puedan desplazarse sin poner sus vidas en riesgo.
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Exigimos el fin del comercio de armas, de combustibles fósiles y otras actividades que contribuyen al conflicto y la degradación de la Madre Tierra, particularmente en el Sur Global.
Por todas nuestras hermanas y hermanos muertos a consecuencia del racismo del Estado español. Por Hassan Alyahahaqui, asesinado por la ultraderecha al día siguiente del asesinato de Lucrecia Pérez; por Younes Slimani, tiroteado por un Guardia Civil fuera de servicio en 2016; por Mohamed Bouderbala, muerto en el CIE de Archidona en 2017.
Por Marouane Abouobaida, muerto en el CIE de Zapadores en 2019; y por Ilias Tahiri muerto en un centro de menores de Almería en 2019; por Elhadji Ndiaye, muerto en la Comisaría de Policía Nacional de Pamplona tras una identificación racista en 2016; por Daniel Jimenez, muerto en la Comisaría de Algeciras en 2020 donde había sido retenido por pescar en el confinamiento.
Por Wilson Pacheco que se ahogó arrojado al mar aún con vida en Barcelona tras una brutal paliza de 4 puertas de discoteca en 2002. Por Mame Mbaye muerto tras una persecución policial en Lavapiés en 2018; Por Mor Sylla, muerto tras una persecución de los Mossos en 2015.
Por Idrissa Diallo y Samba Martine, muertos en los CIE de Madrid y Barcelona en 2012; por Manuel Fernández Jiménez, muerto bajo custodia del Estado, aislado en la cárcel de Albocàsser en 2018; por Elezar García Hernández, quien a pesar de contar con una discapacidad de más del 75% murió tras una brutal actuación del personal de seguridad en Gijón en 2019.
Por Brian Ríos, muerto bajo custodia de los Mossos en 2022, por Jonathan Sizalima y Aramis Manukyan, muertos en el CIE de Barcelona en 2009 y 2013; por Diallo Sissoko, muerto hace apenas dos semanas en el centro de “acogida” de migrantes de Alcalá de Henares.
Por otros muchos y muchas que por extensión no son nombrados en este texto, por nuestras hermanas y hermanos masacrados en Tarajal y Melilla, por quienes mueren a diario bajo custodia del Estado, a consecuencia de una política migratoria racista y colonial.
Por las más de 28 mil personas muertas en el Mediterráneo.
Por todas las personas muertas, desaparecidas y damnificadas en Valencia y Catalunya.
Por nuestros hermanos y hermanas de Palestina, Líbano, Sudán, Haití y República Democrática del Congo y tantos otros pueblos arrasados por la violencia colonial y racista.
Sin hay antirracismo no hay futuro
Estamos con vosotras, Valencia antirracista