El barrio de Abrantes, en el distrito de Carabanchel, ha sido un ejemplo de lucha vecinal en defensa de la sanidad pública. Gracias a su constancia, el consultorio local no solo evitó el cierre, sino que recuperó toda su plantilla de médicos de familia, aunque sigue necesitando más pediatras. Sin embargo, la alegría por el inicio de las obras del prometido nuevo centro de salud —una reivindicación de más de 20 años— se ha visto truncada por su repentina paralización, sin explicaciones por parte de las autoridades.
Las obras comenzaron en marzo en el solar reservado desde 2003 para este fin, con el vallado del terreno y la instalación de barracones. Incluso el concejal presidente del distrito (del PP), ausente durante años de protestas, apareció para fotografiarse celebrando el inicio de la construcción. Pero en abril, sin previo aviso, todo se detuvo. Mientras, el local actual del ambulatorio —un espacio de 2.717 m²— ha sido puesto en venta por su dueño por 4 millones de euros, aumentando la urgencia por tener un nuevo centro.
Ante este abandono, los vecinos han decidido trasladar sus protestas al solar donde debería levantarse el nuevo centro de salud. Con una población de cerca de 30.000 personas, Abrantes exige respuestas y el cumplimiento de un derecho básico: una sanidad pública digna y accesible.
La sanidad pública, en peligro
La Comunidad de Madrid sigue adelante con un plan de desmantelamiento progresivo de la sanidad pública, favoreciendo a la privada. La movilización de Abrantes es un ejemplo de resistencia frente a este modelo que excluye a los más vulnerables. «El derecho a la salud es de todos, y no vamos a permitir que nos lo arrebaten», aseguran los manifestantes.