Los 4 médicos que tomaban café en la puerta de un gran hotel de Plaza España a las 10:30 de la mañana tenían hoy un ánimo, unas ganas y unas fuerzas especiales, se les veía un brillo en los ojos y aunque hacía frio y estaban de servicio, sabían que hoy no era un día más de atender emergencias sanitarias y estar atentos a la radio de llamados urgentes.
Sobre las 11:30 comenzaban a formar los sanitarios y vecinos de Madrid que se manifestarían minutos después en una nueva jornada de protestas contra la gestión y deriva que está tomando la sanidad pública en la comunidad de Madrid y para lo cual se vienen organizando concentraciones, manifestaciones y demandas desde ya hace unos meses por parte de médicos, enfermeras, celadores y personal sanitario en general pero por sobre todo apoyado por los pacientes que ven como cada día, la joya de la corona, la sanidad pública, se está adelgazando en pro de intereses privados y castigando a quienes fueron aplaudidos y tratados como héroes en la reciente pandemia del COVID.
“Sanidad, sanidad… sanidad te quiero”, “resistiré” y otros cánticos se oyeron por enésima ves a lo largo de la Gran Vía por donde caminó la llamada columna oeste, una de las 4 que formaron la gran manifestación que recorrió las calles de Madrid este histórico 12 de febrero de 2023.
El tráfico no se cortó hasta pasadas las 11:30 de la mañana y la marea de manifestantes a mediodía llegaba desde Callao a el inicio de calle Princesa, pasada Plaza de España.
Poco a poco la columna fue avanzando, el edificio Telefónica, la esquina de Gran Vía con Fuencarral o la intersección con calle Alcalá y su mítico edifico Metrópoli, postal recurrente de turistas e isntagramers esta vez sirvió como fondo para que centenares de personas comunes y corrientes inmortalizaran su participación en la jornada mediante sélfies, fotos grupales y videos en horizontal y vertical.
Abundaban las abuelas y los niños, las parejas con sus mascotas y por sobre todo los pañuelos y las batas blancas.
Por Alcalá a metros de Cibeles ya se comenzaban a oír los tambores de las batucadas, como si de tambores de guerra se tratara, más “resistirés” y los “Ayuso dimisión” se oían con más y más fuerza.
En la azotes del Círculo de Bellas Artes se divisaban teleobjetivos de fotoperiodistas cazadores de instantes, instantes que sobre las 12.30 aún no estaba claro que pudieran ser captados desde el ya controvertido mirador de Cibeles.
Para cruzar la plaza a esa hora ya había que dedicarle tiempo, sobre las 13.00 horas estaba abarrotada y los manifestantes ya comenzaban a concentrarse en la zona cero, rodeando la Diosa y dama de los madridistas. Esta vez no importaban las banderas ni los colores, todo era blanco, color de las batas de los sanitarios, aunque también se vio más de alguna bandera española.
Desde lo alto del palacio donde esta vez sí se pudo subir con cámaras, pero pagando, la imagen era espectacular. Ya se calculaba una asistencia cercana al millón de personas y aunque fueran menos, la postal que por momentos se quiso ocultar poniendo trabas y negando la acreditación por parte del Ayuntamiento fue imposible.
Sobre las 13.30 horas comenzaron los discursos, continuaron los cánticos y la fiesta fue total.
Se acabó con el llamamiento de nuevas manifestaciones por parte de los organizadores y una gran batucada a las puertas del Banco de España.
Que tome nota quien deba, pero los madrileños defensores de sus derechos, nuevamente han hablado. En las urnas, en mayo veremos quien tiene la última palabra.
Madrid, 12 de febrero de 2023.